La transformación digital también empieza por lo administrativo
Erika Hernandez • 10 de junio de 2025
Mucho se habla de “transformación digital”, pero la mayoría lo relaciona solo con herramientas visibles: una tienda online, un CRM, publicidad programática.
Pero transformar lo digital también implica revisar cómo operas internamente:
- ¿Tu facturación sigue siendo manual?
- ¿Tus reportes se hacen con datos dispersos?
- ¿Tienes que llamar a alguien para saber si hay stock?
Digitalizar la administración es igual de importante que vender en línea.
Porque una operación eficiente reduce errores, acelera decisiones y mejora la experiencia del cliente.
- No necesitas mil sistemas. Necesitas procesos conectados, claros y actualizados.
- La eficiencia empieza por casa.
¿Tu backend está al nivel de tu estrategia digital?
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Emprender suena increíble… hasta que te das cuenta que no hay pausa. Lidiar con ventas, marketing, clientes, finanzas y operaciones —al mismo tiempo— es agotador. Y si no te cuidas, terminas tomando decisiones importantes en modo “modo supervivencia”. Tu negocio no solo necesita ideas. Necesita energía. Una mente cansada no innova. Solo repite. Y un founder agotado es el cuello de botella número uno en muchas empresas. ¿Qué hacer? Aprende a delegar (aunque no sea perfecto al inicio) Bloquea espacios para pensar, no solo para ejecutar Cuida tu energía como cuidas tu flujo de caja Porque al final… Cuidarte tú es cuidar tu empresa.

Houston, tenemos un problema de visibilidad. No basta con construirlo, hay que posicionarlo. Y eso se logra con una mezcla de estrategias que incluyen: SEO (sí, ese que suena aburrido pero funciona). Redes sociales con intención (no solo reels bonitos). Email marketing (el de verdad, con valor, no solo promociones). Colaboraciones con otras marcas o creadores. Y sí, el contenido que publicas también tiene que resolver dudas, entretener o inspirar. No todo es “¡compra ahora!” Si nadie ve tu tienda, nadie sabrá lo increíble que es. Haz ruido con estrategia, no solo con promociones.

Una campaña activa no es sinónimo de campaña efectiva. Muchos negocios pierden dinero por no analizar sus datos correctamente o por enfocarse en las métricas equivocadas. Aquí te damos una guía básica para empezar a interpretar. 1. Clics no son ventas Tener muchos clics puede sonar bien, pero si no hay conversiones, algo falla. Evalúa también la tasa de conversión, el tiempo en página, y el valor por cliente. 2. CPA, ROAS y otros que sí importan El costo por adquisición (CPA) y el retorno sobre la inversión publicitaria (ROAS) te dicen si realmente estás ganando. No te dejes llevar solo por el alcance. 3. Prueba A/B con intención No se trata de probar por probar. Define hipótesis claras, prueba solo una variable a la vez y mide el impacto. Eso te da dirección. 4. Actúa con los datos, no contra ellos Si los datos muestran que algo no está funcionando, ajusta. No te enamores de una campaña solo porque se ve bonita o “parece” funcionar. Conclusión Las métricas no son un adorno. Son brújula. Escúchalas, entiéndelas y toma decisiones con base en evidencia. El marketing que se mide, mejora.

Sí, te dan visibilidad, tráfico y volumen. Pero también te quitan margen, control y relación directa con tu cliente. El dilema es simple: escalar rápido vs construir marca. En marketplaces estás en la cancha de otro. Las reglas cambian, las comisiones suben, los algoritmos rotan. Y si mañana te bloquean… adiós negocio. Lo ideal: juega en ambos mundos. Usa marketplaces para escalar ventas y ganar presencia Pero construye tu canal directo (tu tienda, tu base de datos, tu comunidad) Tu marca debe ser tuya. No del marketplace.

¿Por qué? Porque no estaban preparadas. No tenían procesos escalables. No sabían cómo administrar recursos nuevos. Todo dependía de una o dos personas. El marketing puede detonar ventas, pero es la administración la que sostiene el crecimiento. Si vendes más, necesitas más logística. Si tienes más clientes, necesitas mejor atención. Si hay más información, necesitas mejores reportes. La administración no es para cuando ya estás grande. Es la condición para poder crecer bien desde el principio. ¿Tu negocio está listo para crecer sin colapsar?

Puede que estés omitiendo lo más importante: Confianza. Claridad. Seguridad. Estos 3 elementos deben estar claritos desde el principio: 1- Políticas de envío y devoluciones. No lo escondas, no lo pongas en letra chiquita. Trátalo como argumento de venta. 2- Testimonios y reseñas reales. No hay mejor vendedor que otro cliente feliz. Usa sus palabras, con foto si puedes. 3- Fotos claras y descripciones útiles. Cuéntale al cliente lo que no puede tocar: textura, tallaje, uso, cuidados. Detalles venden. No se trata de saturar, sino de despejar dudas antes de que se vayan.

1. Leads fríos, tibios y calientes Cada contacto llega con un nivel distinto de conocimiento y necesidad. No puedes ofrecer un demo a quien recién te conoce. Pero tampoco debes enviar solo contenido educativo a quien ya quiere comprar. Clasifica tus leads según su comportamiento y nivel de interacción. 2. Automatización con criterio La automatización no significa enviar lo mismo a todos. Usa herramientas que te permitan adaptar los mensajes al comportamiento del usuario. Ejemplo: si alguien descargó una guía, recíbelo con una secuencia educativa. Si visitó tu página de precios varias veces, muéstrale un caso de éxito. 3. No presiones, acompaña El objetivo no es forzar la venta, sino facilitar la decisión. Si conoces el contexto de cada lead, puedes enviar el mensaje correcto en el momento ideal. Conclusión Un embudo inteligente no se trata de tener más contactos, sino de tener las conversaciones adecuadas con cada uno. Segmenta, personaliza y acompaña el proceso. Eso es vender con estrategia.

1. El número de seguidores no es igual a impacto Puedes tener 50,000 seguidores y vender menos que alguien con 5,000. Lo importante no es cuántos te siguen, sino qué tan comprometida está tu audiencia con tu propuesta. Enfócate en construir comunidad, no solo en crecer por crecer. 2. ¿Para qué estás en redes? Antes de publicar, define un objetivo: ¿educar, atraer leads, posicionarte, fidelizar? El contenido sin propósito es ruido. Y el algoritmo premia la claridad. Ejemplo: una marca que solo publica memes puede crecer rápido, pero si no conecta con lo que vende, el esfuerzo se desperdicia. 3. Contenido estratégico vs. contenido viral El viral es tentador, pero muchas veces solo atrae tráfico irrelevante. El contenido estratégico habla con tu cliente ideal, responde sus dudas y lo prepara para tomar acción. Tip: usa los datos (comentarios, búsquedas, preguntas frecuentes) como insumo para tu contenido. 4. Convierte tu comunidad en clientes ¿Tienes llamados a la acción claros? ¿Llevas tráfico a una landing optimizada? ¿Capturas correos? Si no hay una estrategia detrás, tus redes son solo entretenimiento. Hazlo así: acompaña a tu audiencia a lo largo de su proceso de decisión, desde el contenido hasta la conversión. Conclusión Crecimiento sí, pero con sentido. No se trata de coleccionar likes, sino de construir relaciones reales con personas que sí pueden comprarte. Con estrategia, contenido relevante y una propuesta clara, tus redes pueden ser un motor real de ventas.

¿Cuántas veces hemos escuchado (o dicho) eso? Y aunque suena lógico, en realidad es una excusa elegante. He visto campañas con 10x presupuesto fracasar frente a estrategias con foco, claridad y ejecución quirúrgica. Lo importante no es cuánto gastas. Es en qué, cómo y por qué. ¿Tu campaña responde a una necesidad real? ¿Tu segmentación es clara o le hablas a “todos”? ¿Tu funnel tiene fugas que nadie revisa? Más dinero sin estrategia solo amplifica los errores. Consejo rápido: Antes de pedir más presupuesto, optimiza lo que ya tienes. Gasta como si fuera tu propio dinero. Porque si lo piensas bien, lo es.

“Faltan manos”, “hay que contratar más”, “ya no damos abasto”. Pero muchas veces lo que falta no es gente, sino orden. Cuando no hay procesos definidos, todo se vuelve urgente. Y cuando todo es urgente, el equipo se agota, no importa cuán capaz sea. Una administración clara permite: Priorizar lo que realmente genera valor. Darle autonomía al equipo sin perder control. Eliminar tareas repetitivas o innecesarias. No se trata de exigir menos, sino de trabajar mejor. Y eso solo se logra con estructura, con procesos, con foco. ¿Tu equipo está corriendo sin dirección o está avanzando con claridad?